LA IMPRONTA REVISIONISTA EN EL COMUNISMO MEXICANO: LA SUJECIÓN DEL PROLETARIADO Y LAS TAREAS DEL MOVIMIENTO POR LA RECONSTITUCIÓN

Los obreros conscientes deben prevenirse contra el sindicalismo que viene, sobre todo si procede de discursos envueltos en palabrería marxista. Los obreros conscientes deben comprender que la tarea inmediata de la vanguardia consiste en reconstituir los principales instrumentos de la lucha de clases proletaria: la ideología de vanguardia y la forma superior de unión clasista, que se corresponde con el grado de desarrolla alcanzado por esa lucha, el Partido Comunista”.

Partido Comunista Revolucionario

El Movimiento Comunista Internacional ha cerrado un ciclo revolucionario y en este estadio histórico se encuentra objetivamente derrotado, afirmación que se confirma en el contexto político mexicano actual. El marxismo ha sido desplazado del lugar revolucionario en que debería estar situado debido a las acciones propias del reformismo y oportunismo que despliegan gran cantidad de organizaciones que se autodefinen “independientes” o “revolucionarias”. Ante este pragmatismo execrable, hoy no existe una auténtica guía ideológica revolucionaria en el movimiento social.

Estas organizaciones autodenominadas revolucionarias, o que han osado autoafirmarse como Partidos Comunistas, son la tarjeta de presentación del revisionismo mexicano que oscila entre la socialdemocracia y una rancia política reaccionaria e incongruente plenamente diluidos en un ridículo “folklorismo rojo” engañabobos. Tanto los “comunistas” como el resto de las diversas organizaciones que componen el variopinto entramado del movimiento social mexicano –así se hagan llamar incluso socialistas o revolucionarias– caminan por los terrenos tendidos por la hegemonía ideológica burguesa. Incluso las organizaciones honestas y verdaderamente comprometidas con una transformación cualitativa de la realidad se muestran impotentes de poder constituirse como una alternativa política, ideológica y revolucionaria –ya por falta de claridad en su lineamiento político, ya por sus formas pragmáticas y convencionales de hacer política aparentemente revolucionaria, ahogadas en el floklorismo y en un seguidismo que les pone no sólo a la cola de los acontecimientos, sino en la retaguardia del revisionismo– e incapaces de deslindarse política e ideológicamente de sus propias prácticas y hacer frente a la férrea hegemonía burguesa y de sus testaferros como el oportunismo, el revisionismo y la aristocracia obrera. Esto último fue el caso de la organización en la que desarrollamos nuestro esfuerzo político-organizativo hasta antes de su disolución: el Frente Oriente, proletario y combatiente!!

Así, lamentablemente el movimiento social mexicano en su conjunto se ha estructurado como correa de transmisión del dominio capitalista a partir del reformismo, del clientelismo y del corporativismo.

Tomemos dos ejemplos:

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